Apriétame fuerte hacia ti y dime
que no es verdad. Dime que no es verdad. Y si lo es, ¿por qué lo hiciste? Sigo
pensando que todo ha sido culpa mía, pero ¿por qué no me doy cuenta que toda la
culpa la tienes tú? Tal vez porque me cuesta entender mi vida sin tu presencia,
aunque sé que sería más fácil prescindir de ella.
Nunca renunciaré a ti. Ahora, por
favor, llévame a casa.
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