Apenas hace unos minutos que se puso
el sol y ya estoy al pie del ventanal, frente al tuyo, mirando tus maneras al
desvestirte, al seducirme sin saberlo. Pensaba que no saldrías nunca de la
ducha, en tu ausencia aproveché para oxigenar mis ojos poco acostumbrados a
parpadear en tu presencia. Estoy tan próximo al cristal que, al respirar, lo
avaho y lo tiño de blanco. Sospecho que algún día me descubrirás, se me hace un nudo
en la garganta cuándo pienso en que me despreciarías si supieras en lo que
ando, me tiemblan las carnes por el temor de que algún día a mis retinas le falten la imagen
de tu figura semidesnuda.
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