Suena el despertador, me levanto
de la cama restregándome los ojos, camino hacia el baño rascándome la
entrepierna, me quito el calzoncillo y lo pongo en el cesto de la ropa sucia,
abro el agua caliente de la ducha y me meto bajo el grifo. Me cepillo los dientes
mientras el champú actúa en mi pelo y cuerpo, cierro la llave de paso al agua,
extiendo la mano para alcanzar una toalla naranja. Me seco y me perfumo con
colonia de bebés y desodorante. Camino hacia la habitación, todavía enjuto en
la toalla para no sentir frío, dónde me visto con vaqueros y camiseta y me
calzo unos tenis cómodos. Recorro el pasillo buscando el bolso y dentro de éste
las llaves del coche, cuándo paso a la altura del baño me pongo unas gotas de
perfume antes de salir a la calle. Cierro la puerta de casa y con las llaves
del coche en la mano desactivo el cierre automático. Arranco y conduzco hacia
el trabajo. Stop. Cedo el paso, miro a la derecha, prosigo la marcha, sigo
recto, pongo el intermitente, paro el vehículo y me bajo de él. Entro en la
oficina, como siempre el primero, enciendo las luces y el ordenador. Trabajo.
Accedo a Internet. Trabajo. Hablo por teléfono. Trabajo. Termina el turno y me
vuelvo a dirigir a casa. Almuerzo. Enciendo un cigarro y me siento en el váter.
Cuándo termino me cepillo los dientes, vuelvo a pulverizar colonia encima de la
ropa y acciono el ambientador de baño. Vuelvo a salir de casa, arranco el coche
y me vuelvo a dirigir al trabajo. Trabajo. Accedo a Internet. Trabajo. Hablo
por teléfono. Trabajo. Termina la jornada laboral y limpio mi mesa de faena antes
de abandonar mi puesto. Arranco el coche, paro en la gasolinera y lleno el depósito.
Conduzco. Aparco frente a la entrada, cierro el coche y entro a casa. Me siento
en el sofá y me quito los tenis, que llevo puestos desde la mañana. Veo un rato
la tele y me preparo un sándwich, que será mi cena. Después de engullirlo con
tan sólo cuatro mordiscos, limpio el plato y vaso, con restos de zumo de piña,
que ensucié y me quito la camisa mientras me dirijo al baño, abro el agua
caliente y me sigo desvistiendo mientras se caldea. Entro a la ducha y se
detiene el tiempo mientras restriego mi cuerpo con una esponja empapada de gel.
Salgo de la ducha, me seco, me miro al espejo, me quito dos pelos de las cejas
y descubro (y exprimo) un grano en la frente. Me visto, antes de salir del
aseo, con el pijama, que no es más que un pantalón corto y una camiseta que ya
no ve la calle, y me dirijo hacia la cama. Me tiendo en ella, me tapo con el
edredón, enciendo la tele y apago la luz. Pongo el timer con el mando a
distancia, lo suelto en la mesilla de noche y me quito las gafas. Luego de
escuchar de fondo la tele y reflexionar sobre el día, comienza mi sueño
(profundo).
Suena el despertador, me
levanto..
Un tedioso Miércoles esperando a un atractivo Jueves...
ResponderEliminar