Ya no es lo
mismo. Ya no siento lo mismo que antes, cuando mi cuerpo vibraba por el poder
de mis manos al darle placer. Pierdo facultades. Pensé que conocía a mi cuerpo,
pensé que me conocía. Nunca creí que algo así podría pasarme alguna vez,
siempre aseguré que, como yo, nadie me lo haría. Ahora discrepo, ahora no sé.
Ahora no lo sé hacer como me gusta. No disfruto, mis dedos no me sorprenden,
mis pezones no se erizan, mi vello no se irgue. He pensado que, quizás, la
solución provisional para éste, mi problema, sería que intentara prescindir de
tocarme lascivamente, que ayune de lubricarme el miembro y la mente durante un
gran periodo de tiempo.
Un gran periodo de tiempo es demasiado tiempo...
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