Intento alejar de mis oídos tus
palabras, que escucho aproximarse poco a poco, pues no tengo ninguna razón por
la que dejar de hacer presión en ellos por conciliar silencio en mi interior.
Me torturas y luego me matas con
tus infames mentiras. Me afrentas cuando te coartas. Me deshonro cuando te entiendo.
Me vuelvo a estigmatizar, con ellas, cuando te absuelvo.
Por favor, deja de mancharme y si
tienes algo de dignidad, mánchate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario