No puedo. Me niego a borrarte y
sacarte de mi mente. Siento la necesidad de nombrarte y, aunque no te lo
mereces, a partir de hoy lo haré. Te he puesto una inicial. La H. No hace falta
utilizar la primera letra de tu nombre para que sepas que te dedico parte de mi
vida, por eso no he pensado en ésta. La hache es la mejor manera en que, al
pronunciarla o leerla, me suene como si nada. ¿Te suena? Castigada hasta
siempre por el olvido de cualquiera, imprescindible para solamente aparentar,
necesaria para alargar sin hacerse notar.
He decidido que tú seas mi hache porque yo soy la tuya.
Una justa H muda que no molesta y que, en su ausencia, deja un gran vacío ;)
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