Esta mañana al despertar he
vuelto a recordar lo que soñé anoche. Corría fugitivo del mundo acompañando a
un hombre que se avergonzaba de su procedencia por miedo a ser juzgado y
recriminado por ello. Lo cierto es que era perseguido. Yo no hubiese corrido,
yo hubiera luchado por defender las raíces a las que me debo, si no sintiera la
necesidad de ayudarlo a escapar por miedo a ser condenado por la manera en la
que amo, distinta a la de la mayoría, distinta a la de ellos. Recuerdo que a mi
también me perseguían.
Todos somos distintos dentro de un mundo donde, la mayoría, condena lo "extraño"
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