Aunque el agua dulce todavía me
llega a los muslos siento que el frío me abarca hasta el cuello. Por inercia,
mientras avanzo río adentro, camino de puntillas y me sumerjo a la vez que el
agua me ahoga el vientre. El vello se irgue y mis pezones se endurecen. Mi otro
sentido me advierte de que existen otros ojos que se posan sobre mi piel. Detrás.
Con un brazo me froto el pecho y abdomen, el otro avanza por el centro de mi espalda hasta el interior de mis
nalgas. Se detienen mis dedos para hacer presión y repetir, con la
palma de la mano abierta, la misma operación hacia arriba. Mi cuello da barcazos y mis labios se consumen,
entre los dientes, ante mi lengua.
Cuando me dé la vuelta buscaré tu
mirada, lasciva, dándose placer y quizás ya te habrás ido. Posiblemente nunca
hayas venido.
Grafico, visual... contundente.
ResponderEliminarAgua fria y tension sexual.
Me gusto el desarrollo, la narrativa.
Saludos ;)
Fantástico relato.
ResponderEliminarCon la magia del erotismo y la crudeza de la soledad.
¡Me encanta!