Camino rodeando la habitación, después
de haber retirado los muebles que pudieran obstaculizarme el paso, arrastrando
la espalda por la pared. Siento, a medida que avanzo, como mi cuerpo se
transforma y levita haciendo lugar al tuyo. No me sorprende lo rápido que te
has establecido en mi interior, pues no es la primera vez que lo haces.
Esta, a diferencia de las otras, es la única que soy consciente de que me poseerás durante el tiempo que te se antoje. Esta vez te invoco desde dondequiera que estés hasta el fondo de mis entrañas que extrañan tus pálidas manos sobre mi rostro, tu frio pecho recibiendo mi calor.
Esta, a diferencia de las otras, es la única que soy consciente de que me poseerás durante el tiempo que te se antoje. Esta vez te invoco desde dondequiera que estés hasta el fondo de mis entrañas que extrañan tus pálidas manos sobre mi rostro, tu frio pecho recibiendo mi calor.
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