Descubro, cada vez
que estoy solo en la habitación y cierro los ojos, un rincón auto-inexplorado de
mi cuerpo. Anoche llegó el momento de revelar, casi descuidadamente, que
sentiría al tropezar con un dedo, humedecido con saliva, en la parte del cuello
que descansa, tersa, bajo la oreja. ¡Qué pena por tu parte no haber puesto más
empeño en mis propiedades erógenas!
Te confieso que me toco y no me faltas tú.
Amar es quererse, descubrir cada centimetro de un cuerpo propio y desconocido.
ResponderEliminarBuen texto, erógeno...
Saludos ;)
bonito texto, como siempre!
ResponderEliminarPD: te dejé un premio en mi blog en la página premios.
UN BESAZOOOOOO!