Únicamente me cubre el cuerpo una fina capa de bálsamo de tu
sudor. Caliente. Sentado frente a tu cabeza, con las piernas de par en par,
alcanzo el cielo cada vez que tu humedad me come las entrañas, que rebozan de
placer y vomitan, poco a poco, el excedente y flujo de nuestro amor. Mereces
haber nacido atado a la pata de mi cama, merezco que tu lengua forme parte de
mi miembro. Con la espalda arqueada al borde de lo inhumano y los pezones
marcando de sangre tus manos, te preparo para acceder, por fin, al templo de mi
interior.
Cuando el deseo se vuelve vicio, cuando el amor se llama
sexo, cuando el humano se transforma en animal. Cuando dos es uno.
OMG
ResponderEliminarme excité con tanto sexo grrrr bobby
BRAVO!!
yo también soy adicta a tu blog- entre otras cosas.
No me voy de blogger, sólo de España. Si vas algún día a Argentina, házmelo saber.
Texto afinado en calidas sensaciones visuales...
ResponderEliminarCon lo dificil que es explicar cuando el humano se vuelve animal...
Saludos Bobby.
Alicia, me hace mucha ilusión. Algún día lo haré. Y te veré.
ResponderEliminarAmigo. Lo difícil es no ser animal. ¡GRACIAS!
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