Si te urge puedes andar con él. Y cuando hablo, hablo porque es mi deseo y,
desde luego, sé que el tuyo también. Lo que no voy a permitir es que, por culpa
de satisfacer tus excesivas pretensiones, apure mi estilo de vida para
asemejarlo al tuyo. No me gusta ser tú, lo sé porque más de una vez me has
metido en tu piel. Es negra por dentro y hasta huele mal, te hace tornar carácter
hasta perfilar la agresividad que sostienes, escupes el mal de golpe y te lo
vuelves a tragar.
No quiero ser tú ni lo volveré a ser. Si quieres puedes meterte en mi piel.
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