Y cuando entro en la habitación descubro, sorprendido, un
espectáculo de color en un pasillo interminable de pétalos de rosas y velas a
cada centímetro del suelo.
Solamente falta que me eleves con los brazos hasta
el infinito de tu cama y me beses hasta el infinito de mi garganta.
Un buen preámbulo casi siempre conduce a un mágico desenlace.
ResponderEliminarSaludos ;)
Ojala te hayas sorprendido, para bien, claro.
ResponderEliminar