¿Y por qué hacerme el dormido si
lo que me enloquece es tocarte y que lo que toque me posea toda la noche?
Desde hace un par de días no nos dirigimos palabra alguna y sólo compartimos momentos como este. Me pregunto si la situación de mal ambiente la he creado yo, que soy quien te evito, o tú, que eres el que me bloquea seguir pensando con claridad ante tu presencia. Tanto que cuando me desquito de las dudas tú ya te has envuelto en un profundo sueño que te provoca exhalar quejidos, consecuencia de no sé qué tipo de sentimientos. Al voltearme sobre las sábanas beige de algodón y poner mi mano en tu hombro para atraerlo hacia mí varias veces a modo de llamada discreta, balbuceas un “¿qué?” mudo, con cuya respuesta determino que hoy tampoco tienes ganas.
Esperaré, como hoy, a que mañana te acuerdes de que cada noche duermo a unos pocos treinta centímetros de ti.
esto es triste...
ResponderEliminarpero animo! quizas lo superen juntos
dale un besito en la nuca y sorprendela
ResponderEliminarmuy bonito, eso que escribes :)
ResponderEliminarQuizás cuando el tenga ganas tu ya las habrás perdido...
ResponderEliminar