Nunca había contemplado la idea de conceder segundas oportunidades, nunca
hasta hoy. Cuando te volví a ver y clavé mis ojos en tu mirada, llevabas tiempo
observándome y leí unas ganas terribles de acercarte a mí. Tenías tantas ganas
de tocarme como yo a ti y tenía tantas ganas de volver a probar tus labios como
tú los míos. Y me convenció tu voz.
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