Anoche soñé que viajaba junto a ti a un lugar donde el océano, entre azul y
verde turquesa, no es distinto del que ahora me baña los pies, con arena
blanca, del color de la harina, en la que crecían grandes palmas encorvadas.
Conocí en tu compañía a gentes con la piel dorada y el cabello oscuro, con
pecas en el torso y espalda, con la voz acaramelada pero grave, a veces
irritables. Soñé con rocas pintadas de muchos colores, con cruces adornadas con
plumas y conchas, con oro amarillo brillante, con peces enormes. Soñé con
cascadas de película, con grutas imposibles, con tierra roja. Soñé con
luciérnagas y aves, con perros y gallos. Soñé con tu pecho sobre mi espalda,
con tu cadera sobre mis nalgas, con tus dedos sobre mis garras, con tu lengua
por mi garganta. Soñé con lágrimas en mis mejillas, con risas en mi mirada.
Soñé que despertaba y aún estaba allí, solo en la cama. Soñé contigo y tú no
estabas.
A veces uno desearia no despertar...
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