Es tu aniversario y como siempre, cada año, me acuerdo de
ti. Primero que nada aprovecharé para transmitir mis deseos de felicidad para
ti y para que cada día sea mejor que el anterior.
Pasó algo extraño, difícil de explicar pero que ha sido consecuente en nuestros actos y determinante con el que cada uno debía tomar; uno lejos del otro. Me duele. Me duele no haber sabido mantenerte, me atormenta, quizás, la idea de no volver a tener contacto contigo, de no volver a hablarte ni tocarte. El motivo, tal vez, fue la distancia afectiva que construimos sin darnos cuenta, la ausencia de nuestros brazos acogiéndose. El culpable, seguramente, fue lo que se dibujó transparente a partir de nuestra sonrisa. Aprovecho, también, para decirte que sueño con un reencuentro a solas, con mil disculpas por mi posible mal comportamiento, con mi perdón por el tuyo. Alargar mis palabras significaría reavivar viejas y amargas heridas.
He intentado borrar todos mis pensamientos negativos, pero no he podido borrarte a ti. Lo siento pero aún te quiero, te extraño, me dueles y me acuerdo. Siempre me acordaré. Feliz aniversario, querida.
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