¿Recuerdas, aquella vez, cuando te dije que algún día nos volveríamos a encontrar?
martes, 25 de octubre de 2022
« quisiera »
martes, 27 de septiembre de 2022
« si lo estoy »
martes, 6 de septiembre de 2022
« te acepto »
lunes, 5 de septiembre de 2022
« otra galaxia »
Lo hice otra vez. He vuelto a estallar hasta una nueva constelación. Y la he memorizado. He grabado en mis retinas el contorno de todas sus formas, todos sus rincones. He salvado el motor de mi pecho contando los lunares de su espalda, astros incandescentes bajo las yemas de mis dedos.
Brillas. Y me tienes deslumbrado.
viernes, 2 de septiembre de 2022
« sin rastro »
jueves, 1 de septiembre de 2022
« mi mano torpe »
miércoles, 31 de agosto de 2022
« VGR »
Con sigilo volví a mirar en tu dirección y me tropecé con tus ojos de reojo y disimulando, de nuevo, el deseo clandestino. Giraste tu cabeza hacia el horizonte y agaché la mía sonriendo de medio lado al suelo. Horas eternas sobre la arena negra nos descubrió, desde ese momento, una historia de más luz que sombras y apetito de ternura, de besos en el hombro y caricias bajo la toalla, de risas entre montañas y silencio bajo las puestas de sol.
Cada noche me llevaba a la cama una magia serena, olor a ron y salitre entre los dedos; con memoria del tacto de tu espalda, con rincones de esperanza entre nosotros.
Cada día despertaba con la idea de cubrir mi espacio con tu encanto, mis muslos con tus manos.
Cada tarde esperaba el refresco de tu risa, el reflejo de tus ojos y tu mano amiga dentro del agua del mar.
Y cada atardecer, mientras el sol se escondía, dejábamos sin tapar en la arena las huellas de un amor eterno, el rastro de un afecto inocente que rugía a gritos entre las olas.
« vivir la muerte. morir en vida »
martes, 30 de agosto de 2022
« tu latido »
Aventurado en la deriva de vivir permanentemente amando fui capaz de escuchar otro latido. Tu latido. Tu pulso me congeló y curó los pesares. No todos los pedazos rotos de un naufragio, pero los suficientes para volver a la superficie. Para navegarte. Para nadarte y beberte. Para mirarte. Mirarme en tus ojos verde y caramelo y sentirme salvado. Tus latidos. Ahora, también, soy capaz de ver y tocarlos. Cómo será la fuerza de tu palpitar, que en tu piel se marca el riego desorbitado del ímpetu de tu sangre.