miércoles, 30 de noviembre de 2011

« me alegro »

Todo se desvanece y lo que jurabas sentir por mí, hace dos días, ni se ve ni se huele. Lo entiendo e imagino que sería difícil para ti avanzar, retroceder para buscarme y volver a avanzar, en bucle. A mí tampoco me gustaría arrastrar con alguien, distante, a contracorriente.

Después de todo, me aburro y me alegro.

martes, 29 de noviembre de 2011

« no quieres »

A veces te encuentro sin ganas de involucrarte conmigo. Veo como te avergüenza pertenecernos. Yo también me arrepiento y vuelvo a comenzar. Pero si no quieres no debes. Si no tienes no puedes.

« siempre »

Es una posibilidad, pero existen varias. Podríamos unirnos y ser uno el resto de lo que dure nuestras vidas o podríamos vivir juntos y ser dos hasta que mi muerte nos separe. Hay ocasiones en que, aunque el destino no se pueda cambiar, sí que se deben dibujar trazos que lo moldeen, inventar sonidos que reproduzcan la banda sonora de nuestra vida, recuperar momentos en los que, cuando la luz del sol retozaba sobre tu cara, te convertías en el ser más hermoso que existe en la faz de la tierra.

Es una elección. Un voto de confianza, hacia ti, para ser como tú y los tuyos, para vivir sin miedo a tu lado, para pertenecernos sin pensar en el paso del tiempo. Una decisión que no puedo tomar solo, porque necesito que me entiendas por dentro, porque eres pieza esencial en la conversión. Es una opción delicada pero con idéntico camino; infinito como eres, limitado como soy y juntos.

Cuando se acaba el sendero, o saltamos y vivimos, o esperamos a la muerte.

lunes, 28 de noviembre de 2011

« ámame »

Ábreme la piernas y derrama sobre mí todo tu amargo espeso, tu amor desecho, tu olor con experiencia y aventuras. Sale mi espalda en busca de tus manos. Agárrame el cabello, muérdeme entero, cómeme el alma, vomítala después mediante tu miembro. Perfórame. Miénteme, mátame. Vuélveme loco y embriágame lentamente con tu voz.

domingo, 27 de noviembre de 2011

« **** »

Salí a buscarte y me equivoque al pensar que podría encontrarte en un supermercado.

sábado, 26 de noviembre de 2011

« malherido »

Me duele y no lo puedo evitar. Estoy arrepentido y no basta para pararlo, no es suficiente para que cese de correr la sangre de entre nuestros dedos. Espero inerte a que hables, te sacudo la frente esperando a que respires, a que me des una señal de que aún puedo confiar en ti, apoyarme en ti para ponerme en pie. Y podría esperar años. Si cantar ayudara, entonaría tu preferida, en una noche gris en la que el llanto se apodera de la habitación oscura y sucia de rojo.

Cúlpame aunque seas tú el verdugo, hiéreme aunque seas tú el malherido.

viernes, 25 de noviembre de 2011

« cámbiate »

Hoy lo volví a hacer. Tenía ganas de probarte por dentro, no me acordaba de como eras ni que se sentía. Me gustó. Eres tal cual me imaginaba aunque considero que yo soy mejor que tú y tú lo haces mejor que yo. Hoy tu espalda me hizo rendir, nunca la había observado así, desde allí, para mí, hasta que yo dijera basta a la sumisión. Tu voz agitada temblaba junto a tus manos que flaqueaban por las acometidas que recibías desde lo alto del sofá. Confieso que aunque disfruté me sentí extraño, no era mi lugar. Yo sé donde está, tú sabes dármelo y nos gusta como ha sido siempre. Pero esta noche te merecías besar el suelo, morder la almohada y escupir el dolor de hombre herido en las entrañas.

Es la primera vez que te como y me bebes, es la primera vez que no te miro a los ojos. Sobra decir que me gusta debajo, detrás y viceversa. Como a ti.

jueves, 24 de noviembre de 2011

« escupir »

Estoy lleno. Harto y cansado de palabras sin sentido que rebotan en mi cabeza sin parar. Palabras junto a preguntas, sin respuesta, que fabrico para hacerme más incómodo el camino. Un viaje con destino y final pero sin fecha ni compañía, con luz y libertad pero sin esperanza alguna. Vivir despacio y deprisa sin coros, sin músicas que me acompañen, con la brisa en contra, con el vello de punta todo el rato.

Y me reboso. Me sale por cada poro, hasta aburrir, tanto excedente de rimas que nunca volveré a escuchar y tantas piedras que me niegan el paso, que mi paciencia termina cayendo en picado sobre el lecho de la indiferencia. Y pudiera ser tan aceptado como quisiera, tan popular que me volvería loco y tan poderoso que mis pensamientos se enfriarían. Frío es lo que me invade cada vez que experimento el olvido tras una temporada de más idas que venidas, y tras el frío, la sequía. Escasa cercanía y humedad entre mis dedos y un lápiz barato. Hielo que sirve para calcar mi desdén en un papel o en cualquier lugar donde descanse el único lienzo sólido de mi cuerpo; mi inmune lengua, tan mentirosa, tan mil cosas más que no sabría enumerar, tan otras tantas que no he descubierto.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

« me rindo »

¿Estás despierto? Yo también. Me quita el sueño, probablemente, lo mismo que a ti. La falta del roce de tu piel me desvela y no es fácil conseguir que te acerques. Hoy no dormiré tampoco, tal vez porque me presiona tu ausencia, tal vez porque me siento aliviado.

Siempre pude conseguir cuanto se me viniera en capricho. Siempre pude construir sueños imposibles sobre mis brazos, sobre tu cabeza desamueblada. Ahora no puedo seguir tirando besos al cielo con destinatarios en blanco y si pudiera no sé si me quedan ganas. Y volvería a poseer el deseo de que me poseyeras, no me ocuparía en borrar ni el más mínimo rastro de tu saliva en mis labios. Todo por vivir como lo hice y añorar lo que me falta.

Lo que ayer me parecía un reto mañana me aburre. Por tu culpa.

lunes, 21 de noviembre de 2011

« piedad »

Ahora, que veo como el tú que no me entiende soy el yo que no se decide, lloro culpándome de lo que fue y no funcionó, de lo que no pudo ser y siempre añorabamos. Solo, castigándome y rasgándome la piel buscando la felicidad que no merezco.

sábado, 5 de noviembre de 2011

« toca »

Toca aquí. ¿Notas como se mueve? Al sentir tu tacto en el pecho salta hasta querer salir, desorbitarse al exterior. Corrompe y aligera el flujo de vida que me corre por las venas, dice que sí. Responde gratuitamente a tus caricias, se acostumbra muy rápido a lo dulce de tus manos, al placer que le das superficialmente con los dedos. Métete. Házmelo otra vez.

viernes, 4 de noviembre de 2011

« háblame »

Es la 01:37 y el teléfono suena más alto que nunca, retumba por todos los huecos de la casa y me despierto poniéndome, de un salto, en pie. Hace frío y tengo sed. El dispositivo identifica la llamada como desconocida y aprieto la tecla verde esperando una respuesta del locutor. Sólo se escucha como el aliento del del otro lado choca contra el micrófono, haciéndome incómodo el momento. Pero no cuelgo, únicamente pestañeo para temblar. Ya no hago preguntas. La respiración de los dos se agita, noto como mi pulso, y el tuyo, también.

Dime algo. Necesito que me digas que eres tú. Dime que estás ahí, dime que estás aquí. No tengo ninguna duda, pero sí miles de sospechas. Ahora mis músculos se engarrotan a medida que baja la temperatura y se congelan mis pies descalzos. Dime que no te fuiste, dime que no eras tú, háblame otra vez. Te he adivinado porque memoricé la forma de tu vaho en mi nuca, sé que eres tú. Dime que volverás, dime que estás vivo, dime que lo sientes. Yo lo siento.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

« z »

Después de la H llegó la Z y con ella todo acabó. Terminaron los días soleados en los que mirábamos como el horizonte, tornado a naranja, se tragaba el sol. Se fueron las noches en las que, embriagado por el peso de tu cuerpo y el sabor de tu sudor, soñaba permanecer a ti hasta el alba. Enloquecía de amor por tu sombra, suave y calmada, me arrastraba con pasión a tu figura, serena y confusa. Lo podría haber hecho mejor, podría haber sentido más, podría haberme entregado. Y tú también. Fue la única vez y la última. Contigo las estrellas del cielo se mezclaban con los lunares de mi espalda y el brillo de tus ojos irradiaba tanta luz como cualquiera de ellas. Energía infinita entre los labios. Era mucho fuego y luego calma, además de placentero, muy importuno. Era todo y poco. Eras tú y yo, y era perfecto. Nadie más hasta ayer. Ayer apareció la distancia, un camino que se bifurca, un sol que desaparece cuando llueve. Llegó la mirada que se esconde para llorar, la boca que se tapa para gritar.

Desde ayer fue, fuiste y fui.