sábado, 26 de noviembre de 2011

« malherido »

Me duele y no lo puedo evitar. Estoy arrepentido y no basta para pararlo, no es suficiente para que cese de correr la sangre de entre nuestros dedos. Espero inerte a que hables, te sacudo la frente esperando a que respires, a que me des una señal de que aún puedo confiar en ti, apoyarme en ti para ponerme en pie. Y podría esperar años. Si cantar ayudara, entonaría tu preferida, en una noche gris en la que el llanto se apodera de la habitación oscura y sucia de rojo.

Cúlpame aunque seas tú el verdugo, hiéreme aunque seas tú el malherido.

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