sábado, 22 de septiembre de 2012

« mi vida »

¿Cuántos tienen la oportunidad de saberlo? Todo el mundo al que se le inunde la boca de saliva al mirarlo, aquel al que, con sólo tocarlo, no pueda dejar de parpadear hasta soltarlo. Corriente infinita de placer, lágrimas que unen los recuerdos a los besos de dos almas pares. Un momento en el que únicamente existen dos estrellas que bailan y seducen a la carne en silencio. Es posible, es real y está aquí. Podría soltarlo, olvidarlo y pisotearlo. Podría querer que no me volviera a pasar. Y es tan gratificante que quisiera que formara parte de mí toda la vida, durante su piel y la mía, para su deleite y mis ganas. No dejaría de sonreír a sus pies hasta que éstos quisieran acariciar mi espalda. Su espalda.

Es mentira. Sólo aquellos, que decidan jugar, podrán probar y tener la ocasión de conocerlo y disfrutarlo. Yo lo conozco y ahora es mío. Para siempre, le dije. No lo sé, me dijo. Yo sí lo sé, le repliqué. Luego nuestros labios cortaron el aire.

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