domingo, 23 de septiembre de 2012

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Recordarte es lo mejor que puedo hacer en esta tarde de domingo. Suenan, con eco, las agujas del reloj y el sofá, que he arrastrado hasta el medio de la sala, cada vez que cambio de postura. No hay nada más. Mis ojos buscan y se paran intermitentemente, en los que, en cada pausa, analizan que no existe un solo centímetro cuadrado que no me traiga a tu figura. Disfruto de la soledad que simula a verte dormir, a tu respiración ahogada soñando en cosas que me incluyan a mí e intento abrazarte uniendo mis dedos huérfanos de tu olor. Cierro los ojos, me invade la paz, ese sentimiento de fin de semana que nos trae al enlazar nuestras piernas, sucias de polvo de mercadillo, y vuelvo a escuchar risas cuando intento alcanzarte bajo el sol que me cuaja la sangre.

Duerme. Estaré pendiente a que despiertes durante toda la semana.

1 comentario:

  1. Hola Bobby, cuanto tiempo sin subierme a tus letras...

    Es todo un placer reencontrarte.

    Besos almendrados ;)

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