sábado, 31 de diciembre de 2011

« mi deseo »

Mi último deseo es poder detener el tiempo, por un instante, entre el segundo con que expira un año y el segundo con el que nace el nuevo. Es mágico y es una putada porque concluiré en que seguiré siendo el mismo.

viernes, 30 de diciembre de 2011

« estás »

Si no estás aquí, ¿por qué te veo y te siento? No me harás cambiar de parecer hasta que no haya de tu presencia bajo mis uñas, no borraré mis recuerdos sobre ti hasta que tenga la certeza de que tocarte no era mentira. Y no me engañes, y no vuelvas a tratar de confundirme.

jueves, 29 de diciembre de 2011

« frío »

Hace frío no sólo en la noche y en las sombras, también me hielan tus abrazos, tus labios, tus manos sobretodo. Por tus venas fluye la escarcha, en tu sangre el granizo. Me gusta tu frío. Tu frío es el mío.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

« nada II »

Eres mi último recuerdo y lamento. Antes de eso ya no hay nada, en lo blanco todo se ha pintado blanco y sobra. Sé que se ha evaporado, que lo has borrado queriendo. Me has manipulado. Lo has conseguido y yo me dejé. Contra eso, también sé que, puedo hacer poco, esa ha sido tu voluntad y tus caprichos siempre se han logrado a tu favor. Únicamente a tu favor. No conseguí algo bueno en tu compañía y en el último tiempo sólo me sostenía a tu cintura el deseo de que por fin me miraras a los ojos.

He sido tu error, tu deseo en soledad, tu sombra.

martes, 27 de diciembre de 2011

« te necesito »

Necesito verte otra vez. Necesito que me llames para escuchar tu voz, yo no puedo, no me atrevo. Necesito que me digas que me deseas, que quieres volver a tenerme en tus brazos. Necesito que me digas que me has extrañado todo este tiempo. Necesito que me regales una sonrisa, que me digas que todo está bien. Necesito saber si conservas nuestros momentos. Necesito que me mires, que me beses. Necesito que pares el tiempo, que reinicies mis latidos. Necesito que estés aquí, que me pidas que me quede ahí. Necesito que me grites, que me hagas el amor. Necesito que me levantes, que me sostengas. Necesito llorar, que me seques las lágrimas.

Necesito volver a amarte, te necesito a ti. Ahora.

lunes, 26 de diciembre de 2011

« desahogo »

Tengo la mala costumbre de pellizcarme el brazo derecho cada vez que algo resulta increíblemente bueno para que me ocurra a mí. Lo hago y me digo; despierta. Miedo. Ahora mis sueños y realidades son abortados, por mí, para salvar que sean interrumpidos por otros y no sé qué es peor. Odio verme así, lamento sentir este despecho, compadezco no poder volver a volar y no poder volver a soñar que vuelo. Es mi culpa y me arrepiento al ver mi figura, sin sombra, frente al espejo.

Me quiero, no me quiero, me quiero, no me quiero, me quiero, no me quiero, me quiero.. ¡No me quiero!

viernes, 16 de diciembre de 2011

« es él »

Si bien no he abierto los ojos puedo intuir que ya es mediodía, ya había amanecido cuando llegué a casa. Era aún más tarde cuando me acosté. Fue una gran noche y el recuerdo de eso me provoca las primeras carcajadas del día o al menos las primeras después de haber despertado. Junto a la risa me acomete el lamento en quejas que sostienen unos pies destrozados y, entre otros, una cabeza que quiere reventar. No quiero despegar los párpados porque sé que me arrepentiré al averiguar quién me oprime el brazo derecho con su cuerpo, pero la mayor parte de mi vida, arrepentirme, me ha hecho crecer aunque a trompicones. Sin pudor me destapo, bajo la sábana, el cuerpo desnudo, con la mano que me queda libre, para huir y evitar que el remordimiento me absorba el pecho de repente. No le conozco, no recuerdo haber visto su cara antes y me ruborizo al no parar de analizarlo. Me voy. Corro a través del pasillo, de puntillas, calzándome unos calzoncillos e intento buscar algo de paz entre el desorden del salón. Leche ácida, tónica y mantequilla hacen, de la nevera, su reino e imploran un tírame o un cómeme y muérete. Y si agua del tiempo es el remedio para aliviar el continuo carraspeo nervioso que me quema la garganta, bebo cuatro vasos, para además calmar el dolor de la trasnoche. De espaldas lo enfrentaré mejor, me digo mientras atravieso el umbral de la puerta principal, haciendo ruido con la cortina de madera en tiras de bolas. Me siento y escucho el viento, que me relaja, y siento el calor del sol de invierno, que me vuelve a calmar la intriga. Pasan minutos que, en mi inconsciente, se traducen en haber estado horas con la boca abierta sobre el banco de la terraza y un cigarro a medias entre los dedos, y escucho un buenos días que retumba, en el eco de mi cabeza, casi al mismo ritmo que esa canción de anoche. Es él. No sé qué decir.

jueves, 15 de diciembre de 2011

« vete cerca »

Ni con mil penitencias superaría el dolor que arrastro en la sangre, aún enferma por tu contacto y contagio. Tu ausencia en cada día me prolonga la vitalidad, cada vez más fuerte y amarga. Doy gracias porque tu esencia no haya desaparecido, pues es ésta la que me envuelve, es tu olor el que me define, tus lágrimas las que corren por mis carrillos, tu color el que me dibuja la piel, el recuerdo de tu voz el que me enseña y traduce la vida.

Tú, mi plaga, mi amor, mi drama. No vuelvas pero quédate aquí.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

« otra vez »

Nunca había contemplado la idea de conceder segundas oportunidades, nunca hasta hoy. Cuando te volví a ver y clavé mis ojos en tu mirada, llevabas tiempo observándome y leí unas ganas terribles de acercarte a mí. Tenías tantas ganas de tocarme como yo a ti y tenía tantas ganas de volver a probar tus labios como tú los míos. Y me convenció tu voz.

martes, 13 de diciembre de 2011

« gracias »

Se cierra la herida y ya, casi, no duele. Ha pasado poco tiempo, pero sin querer y con tu ayuda he mejorado, ya no quedan marcas. He pintado de otro color todo rastro de él, contigo, y he superado la idea de volverme a reasignar. Ponerme un puesto, darme mi lugar, colocarme entre tus piernas y succionar lo dulce para desechar lo amargo.

Sin tocarte aprendí a ver las cosas desde otro punto de vista, al acariciarte descubrí que serías capaz de hacerme feliz. Para cuando me entregué a ti ya formabas, desde hacía tiempo, parte de mí.

lunes, 12 de diciembre de 2011

« despacio »

Ve despacio. Intenta que no te tiemblen las piernas, deslízate como si anduvieras sobre una cuerda buscando un trampolín sobre el que impulsarte. Cálmate. Cierra los ojos y guíate por las ganas de vivir intensamente, deja atrás tu recelo. No des tiempo a que se generen dudas y hazlo bien, actúa sin miedo a ser rechazado, libérate de lo negro. Se rápido. Tienes que llegar antes de que caiga la noche, supera la gravedad del abismo. Y si caes, vuelve a empezar.

domingo, 11 de diciembre de 2011

« pienso en ti »

La sangre que contienen mis venas se torna a rojo más intenso y se hinchan de vida y placer. El centro de mi cuerpo se revoluciona, comienzan a rotar momentos en imágenes y empieza la hora al apagar la luz. Si el tic-tac me apura a subir a la cúspide, los golpes de entre mi pecho me hacen olvidarlo. No tengo prisa. Sé que te tendré cuanto quiera, sé que al despertar no me hará falta alargar el brazo para saber que estás aquí y sé que podré soñar e inventar lo que desee.

Ya sé en qué pensar cuando piense.

sábado, 10 de diciembre de 2011

« me basta »

Salpícame el vientre con tu olor, envuélveme con tu saliva entre tus brazos. Entra y entrégate, regálame tu instinto, hazme parte de tu miembro. Investiga mi espalda, recorre mis lunares, acaricia con tus mejillas mi cuello, recorre mis hombros, elévame las nalgas, amárrame las piernas. Humedéceme los dedos con tu lengua y mójame los labios con los tuyos, muérdeme. Mírame a los ojos, mírame a la nuca. Córtame el jadeo con tu mano en la boca, hazme gritar hacia dentro. Vuélveme del revés, vuélvemelo a hacer. Me irgues el vello, me irgues entero. Parpadeo cuando me pones de puntillas hacia arriba y mi ombligo se quema. Cógeme el pelo, tira hacia atrás, cómeme la garganta, suéltate dentro. Pídeme todo, devuélveme los poros. Abastéceme. Quédate ahí. Escóndete aquí.

viernes, 9 de diciembre de 2011

« mientras »

Todo lo que sé lo aprendí de mis sueños, cada noche un nuevo guiño de instrucciones a seguir, de modelos que vivir. Podría pensar que la ilusión de éstos me ha hecho navegar por los desagües de mis desechos reales, sobretodo porque es una manera de vivir muy peculiar y poco fiable. De ilusiones se vive, el amor las mantiene.

jueves, 8 de diciembre de 2011

« nada »

Todo. Sin pedirlo lo tengo todo y sin merecerlo te tengo a ti. Atento y leal. Te debo cada sonrisa que me regalas sin pedirlo, te debo el olor que has dejado, para que te recuerde, en mis sábanas. Tan soñador como yo, te entregas sin pedir nada a cambio, te regalas en peso con masividad, y te lo debo. Intermitentemente compatibles, nos elevamos, a la vez, con las manos cogidas, apretando hasta dañar para luego soltarnos sin caer, levitamos como si fuese un don nato. Me lo traes, me lo das, me embriagas, me exaltas, me excitas, me extasías. Real.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

« respóndeme »

¿Me merezco esto? ¿Merecía que me engañaras? ¿Merezco que el olor que has dejado en mis sábanas me asfixie mientras tú estás en los brazos de otro? ¿Y tú eres sincero? ¿Acaso tengo, yo, que darte las gracias por serlo, por confesarme lo que no tenía que haber ocurrido? ¿Por qué tengo que aguantarme, sentado y ebrio, las ganas de abrirte la carne en canal? ¿Fui yo el único que sintió algo? ¿Por qué me llamas cariño? ¿Para qué quieres que te perdone? ¿Estás arrepentido? ¿Pensaste en mí? ¿Te duele hacerme daño? ¿Estás tranquilo? ¿Estás despierto mientras yo me derramo por dentro? ¿Estás, ahora, con él?

« adiós N, hola T »

Hacía tiempo que no me picaba tanto todo el cuerpo después de recibir una mala noticia, hacía tiempo que no las recibía. Tampoco ninguna, antes, había sido tan cruel, tan dolorosa y tan inesperada. Estoy de luto. La culpa la tiene N. ¿Quién es N? Lo ruin, la traición, la violencia, el lobo con piel de cordero, el dolor, la suciedad, lo inadaptable, la daga, las lágrimas, la sangre que se derrama sin piedad, el silencio, el abismo, el vacío, lo infiel, lo absurdo, lo extravagantemente malo. Ese es N. Alguien que se encargó de destruir la confianza, de borrarlo todo con hechos de los que no me constan sino seis palabras.

No me pidas perdón, por favor, no te humilles como lo hiciste conmigo. Adiós N. Hola T.

martes, 6 de diciembre de 2011

« todo »

Nada. No veo nada. Te saco, te imploro y ruego cada palabra que pronuncian tus labios. Disfruto al oírte pero creo que tú, lejos de pensar lo mismo, te sientes obligado a satisfacer mi capricho, que no dejas de ser tú. Casi siempre tú. Y tú sabrás porqué lo has hecho y cómo me has atado a tu sombra convirtiéndome en cualquier animal fiel a su amo. Torpe y decidido a quererte sobre todas las humillaciones y defectos que me hagas y puedas tener. No me importa, aunque termine mal, no me importa. Porque sé que llegará un día en que el animal que se arrastra hasta tus pies se convertirá en desechos, en un despojo que llorará tu ida. Estoy preparado para empezar, igual, de nuevo y terminar, de nuevo, igual.

lunes, 5 de diciembre de 2011

« mucho es poco »

¿Cuánto es siempre? No es lo suficiente para que me sienta satisfecho, ni me basta para conseguir ser feliz. Ahora que te conozco me atormenta saber que no podré disfrutarte sin establecer fecha de caducidad, porque desde que me fundí en tus ojos únicamente trato, antes de alimentarme, de alimentar lo nuestro, de llenarme de ti, cuando trago, cada bocanada de aire que expulsan tus pulmones. Así me acerco cada vez más a la vida, con la ayuda de tus latidos cerca de mí, con la impresión de que lo hacen para mí. Me gusta ser egoísta queriendo siempre mucho, más intenso y bueno. Y si un siempre no es suficiente, ¿Cuánto debe ser lo suficiente? Dímelo y no me asustes. Quiero que tú tampoco lo sepas.

viernes, 2 de diciembre de 2011

« rápido »

Alguien me dijo una vez que la felicidad es relativamente efímera en seres como yo, que nada sería serio, que para mí no existiría placer más allá de lo carnal. Me gustaría saber si después de una lágrima puede haber una sonrisa, si después de un golpe podría haber cura, si a través de un puñal en el pecho aún se podrían escuchar los latidos de un corazón. Supongo que sí, no debo ser el único.

jueves, 1 de diciembre de 2011

« escombros »

Nunca entendiste nada, hasta que de pronto empezaste a entenderlo todo. Yo, sin embargo, lo supe desde el principio, sabía que no llegaríamos a consolidarnos, que aunque nos desviviéramos por luchar en contra de lo obvio, terminaríamos enterrados y recluidos por los escombros de una fortaleza condenada al fracaso. Fue muy difícil dar el paso y admitir que habíamos puesto el nombre equivocado a lo nuestro, que el objetivo que nos despertaba cada mañana era forzar a que todo prosperara sin resultado. Pero más difícil fue devolver mis esperanzas, deshacer mis sueños y recomponer mi futuro lejos de ti, contigo, pero diferente.

Hemos cambiado el concepto de frente a los demás, a los pocos que involucramos por tus miedos, pero somos los mismos, que pensamos igual y que aún conservan sus ideas. Sé que, recíprocamente, nos queremos, distinto que ayer y sé que guardamos un grato recuerdo de lo que vivimos.

Vivir juntos y ser infelices para poder ser felices. Nunca más.