lunes, 26 de diciembre de 2011

« desahogo »

Tengo la mala costumbre de pellizcarme el brazo derecho cada vez que algo resulta increíblemente bueno para que me ocurra a mí. Lo hago y me digo; despierta. Miedo. Ahora mis sueños y realidades son abortados, por mí, para salvar que sean interrumpidos por otros y no sé qué es peor. Odio verme así, lamento sentir este despecho, compadezco no poder volver a volar y no poder volver a soñar que vuelo. Es mi culpa y me arrepiento al ver mi figura, sin sombra, frente al espejo.

Me quiero, no me quiero, me quiero, no me quiero, me quiero, no me quiero, me quiero.. ¡No me quiero!

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