martes, 28 de junio de 2011

« alumbrado »

Ésta era la última farola del camino. Conforme me alejo de su luz apresuro el paso, con lo que apuro el clinclineo de las llaves y se me agitan los pulmones. La noche ha sido corta pero tremendamente agotadora. Noto, al mover los pies y en como reaccionan mis pupilas ante la oscuridad, que me sobran más de seis copas, pero  no llevo la cuenta de qué ni cuanto habré bebido. Apuesto las pocas monedas que me quedan en el bolsillo a que mañana amaneceré en una cuneta a tan sólo diez metros de aquí. No puedo más.

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