miércoles, 6 de abril de 2011

« mojado »

Cierro la llave y la pruebo con los dedos. El agua está lista, casi hierve, como me gusta, como me alivia. El vapor se embute en la habitación tiñendo los espejos y cristales de blanco. Me desnudo y amontono mi ropa, que ahora me sobra, en un rincón del cuarto de baño. Estaba ansioso por posar mi cuerpo en la bañera, me termino de sumergir y alargo las piernas en su espacio para hacerme sentir parte de ella. Cierro los ojos para intentar encontrar algo de paz aquí, dentro. Escucho, bajo el agua, como bombea sangre mi órgano vital hacia el resto, oigo como el grifo aún gotea y termina, el ruido, por fundirse al sonido de mis latidos. Intento olvidar, por unos momentos, lo que sé ahora y descubro la tranquilidad, que me sosiega. Procuro moverme lo menos posible, así, en ésta postura estoy muy cómodo. Mi miembro lucha por flotar. 

La piel de mis dedos se empieza a arrugar, mi respiración sobre el pecho me hiela la piel, me incomoda que se acabe mi permanencia en la estancia, el líquido, que ya está frío para mi gusto, acelera mi huída. Busco con los pies la cadena que me conduzca al tapón, que permite anegar la bañera y tiro de ella. Advierto como el catre se vacía y encuentro, con el drenaje, mi figura en sequía. Termino, con una ducha, para quitarme los restos de jabón en el cabello, el ritual que me permite desenvolverme como pez en el agua del gran océano de mi hogar.

2 comentarios:

  1. Me encantan esos baños laaaaaargos... con aceite y sales y todo esos potingues que tengo en la estatería. Me gusta a pagar la luz y encender un par de velas... ¡fenomenal!

    ResponderEliminar
  2. Me faltó el detalle de las sales y las velas..!! Como no acostumbro a hacerlo mucho nunca estoy preparado para cuando me apetece.. Lo importante es dejar caer el cuerpo y evadirte por momentos hasta que el agua de enfrie.

    ResponderEliminar