martes, 15 de marzo de 2011

« sí, pero.. no »

Ganas de resucitar mis sentimientos no me faltan, pero me sobran motivos para tirar mis deseos por la borda. ¿Por qué temo el momento en que vuelva a pasar? Sufrir, lo que se dice sufrir, por amor, no he sufrido. En ese sentido siempre he sido torpe, quiero decir, nunca he sabido con claridad cuales eran mis objetivos y expectativas para con mis relaciones. Me he guiado, la mayoría de las veces, por el camino equivocado y he tropezado unas cuantas veces más de las que merecía. Disfruté como un niño y lloré como una magdalena, fui severo cuando supe que no me correspondían y drástico cuando no eran lo que me interesaba. 

Ahora me enfrento a una de las mayores decisiones de mi vida; dejar que pase el tiempo y correr el riesgo de quedarme solo toda la vida o aceptar como somos y correr a tus brazos para llorar, en ellos, por todo lo que me hiciste sufrir y todo lo que te hice pasar.

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