jueves, 11 de julio de 2013

« vulnerada »

Estoy aquí, veintidós años después, en otro lecho pero con el mismo individuo que sobrepasó las barreras hacia el respeto que imploré. Con diferente rostro y cambios significantes en el resto de mi cuerpo, me enfrento al reto de desnudarme cada noche ahogada en las lágrimas internas de una mujer nueva en posesión de venganza.

Mi hija, fruto de la desaforada hombría de mi acompañante, se presenta como una desconocida, vientre de animal y herida abierta. Sobrelleva sentimientos confusos que, conforme pasan los minutos, cambian de parecer, para con mi ejecución tornarlos a oscuros. Soy la única culpable, el mando de mi ley, el ejército de mi sangre. Soy aquella que disfruta, acabando, con el único hilo de vida que une su vida y la nuestra. Valor del recuerdo, olor a césped recién cortado y sereno en las rodillas. Me da vueltas, sin parar, su pulgar en la garganta. Destellos de gruñidos, borrosos, que destrozan mi vestido y me bajan las bragas.

Soñaré como acabar con su vida, pues ésta nos pertenece más que a él.

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