Se entiende perfectamente el signo de tus labios al hablar. Se escapan a través de ellos palabras escondidas, acertijos amorosos, proposiciones de encuentros en la penumbra. Tu boca es evidente y me embriaga, y al acercarme a su carne, el silencio entre los dos grita, desesperado, por la locura de tu saliva. Arde mi lengua al enredarse con la tuya, recorriendo su contorno hasta el paladar. Y si, al verme, tus labios hablan, al besarme, tu lengua canta y recita la poesía que me hace detener el pulso, que me provee una sobredosis de dulzura que empalaga hasta el agua del mar que nos cubre la espalda mientras hacemos el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario