Si no fueras real te inventaría en semejanza a tu figura
actual. He idealizado tu sombra, tu olor y tus manos. Tus manos son la clave a
los misterios que esconden tu cabeza, necia, y estúpidos ojos, que no saben
leer el espacio que queda entre nuestros labios. Cada vez que dices “no”, tus
dedos me toman con fuerza, resistiéndose a la opinión del olvido, aferrándose
al amor hacia los míos.
No hay nada más, no es necesario.
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