Estoy atado de pies y manos a la cama. Las sábanas, que rozan mi
castigada piel, cargan mi cuerpo y le prohíben disfrutar la vida a modo de
barrotes de alta seguridad. Inerte, observo por mi ventana como la vida toma
sentido a través de ella. Cierro los ojos y me arrastro a ese lugar que, para
mí, se ha vuelto ilusorio. El césped, que está húmedo, con malas hierbas y sin
cortar, cede a mi paso, con el que dejo un sendero de herbaje molido. La brisa
salada, que golpea mi rostro, hace que el viejo columpio se contonee y las
hojas caídas del árbol que lo sostiene busquen cobijo en algún azocado lugar
del patio. El sol quema mi pálida, seca y arrugada nuca. Me tumbo en un montón
de hojarascas e intento dormir mientras escucho el ruido de los pájaros a
galope del viento. Cuándo despierto mi ya vago cuerpo yace dónde, al principio,
mi mente sueña con poseer la fuerza que me pueda levantar.
UNETE A LA PEQUEÑA COMUDIDAD DE BLOGGERS NOVATOS , NO DEJES QUE LAS IDEAS DE ESTOS PEQUEÑOS BLOGGERS MUERAN CON SUS BLOGS , GRACIAS
ResponderEliminar