Me enfrenté al vacío. Caí. Vi a la muerte y volví a nacer. He sufrido uno de
los peores momentos de mis vidas, o al menos, de los que ahora mismo recuerde.
Lo más duro no fue mirar hacia abajo, ni cerrar los ojos ante el vértigo entre
el aire y el suelo, sino caer. Es fácil pero duele.
Perdí el aliento, olvidé mis fuerzas, reviví el tormento, me hundí y aún estaba en el cielo. Matemáticamente tres segundos se convirtieron en treinta días y el mal aumentaba a medida que me desplomaba. Pero no llegué al suelo, no me estrellé contra mis lágrimas caducadas, hasta que me convencí de que tenía que terminar de caer para volver a nacer.
Perdí el aliento, olvidé mis fuerzas, reviví el tormento, me hundí y aún estaba en el cielo. Matemáticamente tres segundos se convirtieron en treinta días y el mal aumentaba a medida que me desplomaba. Pero no llegué al suelo, no me estrellé contra mis lágrimas caducadas, hasta que me convencí de que tenía que terminar de caer para volver a nacer.
Volví para quedarme y siempre volveré. Solo.
que palabras tan profundas. Aveces es necesario caer profundo para empezar de nuevo. Suerte & sigue adelante, la vida duele, pero sin dolor nada tendria sentido, sin dolor no encontrariamos nuestra fuerza interior de luchadores ante distintas circustancias que nos ponen a prueba. Cuidate, besi <3
ResponderEliminarTodos caemos alguna vez para poder volver a renacer; es parte de la vida y del ser humano. Hay veces que es necesario llegar hasta lo más profundo y enterrado para volver a salir con más fuerza...
ResponderEliminarUn abrazo