miércoles, 26 de septiembre de 2012

« a quién »

No sé porqué me empeño en buscarlo si ya lo he encontrado. Otro día, de muchos a mi espalda, perdido en valde y sentado con las rodillas dobladas frente a una cloaca que grita croac. Éste sí, aquel mejor, ese no, prefiero el otro, mejor así, quizás éstos, ¿por qué aquellos?, peor que tú, ¿serán esos? Todo aparece mientras esperas a que ocurra, pero mientras espero, ¿qué hago? Si estoy equivocado, ¿cómo se espera? Y si estoy buscando, ¿a quién espero?

Es mejor buscar y no encontrar que perder el tiempo en esperar sin encontrar. Las cosas no se encuentran solas, sobretodo cuando piensas que las tienes aún acabandolas de perder.

martes, 25 de septiembre de 2012

« tuyo »

No hay nada que discutir. De todas las historias de la historia, la tuya es la más prudente. ¿Para qué, si no has ganado mas que un cerco de agua salada a tus pies? No quieres seguir mirando a través de la ventana, detrás de la cortina, quieres ser tú el de ahí fuera. Ese que salta y corre, que canta y grita aquel sonido que te hace levantar de la cama. Desde aquí se ve el día tan amable y caliente, desde allí tan sólo la sombra de unos recuerdos sin enterrar. Hoy no es día para seguir sintiendo lástima de lo infeliz que eres, es día de disfrutar de lo grande que podrías llegar a ser. Tú, saca las manos del faldón del cristal. Deja de respirar únicamente tu aliento. Abre las puertas de la libertad, sube los brazos, estira los dedos de los pies, inunda tus pulmones de aire fresco, el que te mereces. Sube la cabeza, abre la boca y bebe del agua que te toca sentir. Ahora.

Tuya y sólo culpa tuya. Tuyo y sólo miedo tuyo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

« sí »

Quiero hacerlo. Quiero probarlo. Quiero sentirlo. Quiero vivirlo. Sobretodo quiero que tú quieras y que quieras conmigo. Hace poco tiempo que verdaderamente perdí control sobre mi razón y me alegro. Aunque cómodo, no soportaba ese estricto comportamiento racional, que no me permitía avanzar sin dejarlo todo planchado y barrido a mi paso. Tengo entre mis manos la oportunidad de comenzar a ser feliz, a vivir despacio y con calma, a ser quien merecía aparentar. Lo haré. Decidí quitarme los zapatos de plomo, flotar junto a mis excesos con la ayuda de tus alas. Ser ligero y volátil, fiarme de la sombra de tu espalda en tu ausencia. Creer que soy el único, el mejor sin duda. Sonreír y seguir roncando. No es gracias a ti, es por ti. Para mí. Es la hora de probar que puedo porque es la primera vez que quiero. Tiempo. Todo el tiempo. Paso lento. Paso en compás.

¿Qué parte del "sí quiero" es la que no entiendes?

domingo, 23 de septiembre de 2012

« aquí »

Recordarte es lo mejor que puedo hacer en esta tarde de domingo. Suenan, con eco, las agujas del reloj y el sofá, que he arrastrado hasta el medio de la sala, cada vez que cambio de postura. No hay nada más. Mis ojos buscan y se paran intermitentemente, en los que, en cada pausa, analizan que no existe un solo centímetro cuadrado que no me traiga a tu figura. Disfruto de la soledad que simula a verte dormir, a tu respiración ahogada soñando en cosas que me incluyan a mí e intento abrazarte uniendo mis dedos huérfanos de tu olor. Cierro los ojos, me invade la paz, ese sentimiento de fin de semana que nos trae al enlazar nuestras piernas, sucias de polvo de mercadillo, y vuelvo a escuchar risas cuando intento alcanzarte bajo el sol que me cuaja la sangre.

Duerme. Estaré pendiente a que despiertes durante toda la semana.

sábado, 22 de septiembre de 2012

« mi vida »

¿Cuántos tienen la oportunidad de saberlo? Todo el mundo al que se le inunde la boca de saliva al mirarlo, aquel al que, con sólo tocarlo, no pueda dejar de parpadear hasta soltarlo. Corriente infinita de placer, lágrimas que unen los recuerdos a los besos de dos almas pares. Un momento en el que únicamente existen dos estrellas que bailan y seducen a la carne en silencio. Es posible, es real y está aquí. Podría soltarlo, olvidarlo y pisotearlo. Podría querer que no me volviera a pasar. Y es tan gratificante que quisiera que formara parte de mí toda la vida, durante su piel y la mía, para su deleite y mis ganas. No dejaría de sonreír a sus pies hasta que éstos quisieran acariciar mi espalda. Su espalda.

Es mentira. Sólo aquellos, que decidan jugar, podrán probar y tener la ocasión de conocerlo y disfrutarlo. Yo lo conozco y ahora es mío. Para siempre, le dije. No lo sé, me dijo. Yo sí lo sé, le repliqué. Luego nuestros labios cortaron el aire.