El hilo que sujeta los botones a la camisa se afloja
irremediablemente tras tus tirones, dejándome el pecho descubierto. Después de
casi un siglo sin verte la cara, me hipnotizas con tus labios en toda mi piel,
buscando calor en el frío que dejaste, manipulándome brutalmente como recuerdo,
dejándome sin aliento otra vez. Me dejo hacer, boca arriba y con los ojos
cerrados, por tus brazos lo que te apetezca, que parecen que esta noche son
cien.
¿Recuerdas, aquella vez, cuando te dije que algún día nos volveríamos a encontrar?
lunes, 31 de octubre de 2011
miércoles, 26 de octubre de 2011
« express »
Ando, guardando el equilibrio, con pasos cortos por una vía de tren
habilitada. Se escucha, en la profundidad, el roce de las ruedas con el raíl y
el silbido del vapor escapando de las calderas. Quedo inerte ante el gigante
rojo que surge del palmeral y con los brazos abiertos le doy la bienvenida al
final de mi vida.
Cobarde pero superficialmente extravagante.
lunes, 24 de octubre de 2011
« pasado »
El pasado es capaz de volver. Es un clásico que te sigue,
sin que lo veas, para sorprenderte hoy si hace falta. Te mira. Asecha tus pasos
esperando un desnivel para surgir en la sombra de cualquier calle húmeda y no
se equivoca. Si vuelve lo hace para quedarse. Vivo y loco como antes, ciego y
bruto como siempre. Escucha tus lamentos por las noches, se bebe y alimenta de
tus lágrimas. Corre como tú, grita como tú. Está detrás. Viene, te desafía y se
queda. Y se va para volver. Te come por dentro y te vacía hasta dejarte hueco.
Sientes que no hay nada por lo que luchar, que todo es un juego del destino,
que nada será igual. Te dejas ganar, lo dejas entrar. Y retrocedes mil pasos
hacia él. Ahora va delante de ti. Te guía y te pierde, te lástima y te chupa la
sangre. Es capaz de dibujar arrugas en tu rostro con sus palabras, de amargar
lo dulce de tus labios, de matar lo vivo de tu cuerpo. Tiene ventaja, siempre.
Te hace caer, siempre. Termina bien, nunca. Te hace pequeño y envenena, te
quita la esperanza, te amarra a lo oscuro. Todo negro. Todo mal cuando pensabas
que era mejor. Te compensa en lujuria, te disconviene en dolor. Se hospeda
hasta debajo de tus uñas, te cose la boca con alambre de espinas. Y lo ves. Te
corre por las venas y decides abrirlas, sacarlo y quitar el tapón de la bañera.
Habrás vencido y no lo sabrás.
viernes, 21 de octubre de 2011
« llorar »
Nunca me arrepiento de llorar. Me gusta llorar y si se
tratan de lágrimas diluidas en sangre, mejor. Vivo con los ojos inyectados en
rojo y con los carrillos salados en carne viva. Derramarme por dentro ya no me
provoca fijar mi estado de ánimo en alguno particular. Y son de todo, menos
lágrimas de cocodrilo, porque yo me las creo. Torrentes de agua que me
escuecen, que me liberan, que me muerden, que me arrastran, que me guían, que
me matan.
Seguiré así hasta conseguir ahogarme en mi propio llanto.
miércoles, 19 de octubre de 2011
« hoy muero »
Tus brazos me arrastran, por los pies, como dos esclavos robustos por el
frío del suelo, que me raspa la carne sin piedad. De la garganta se me escapan
lamentos que sólo oyen mis oídos, gritos desesperados que sólo escucha el
silencio. Mis uñas se disparan buscando agarrarse a los tablones de madera,
húmedos, sin resultado. Me arrancas la ropa interior, junto al alma, de un
mordisco, me rocías después, con el ácido de tu saliva. Me olvido de escapar y
lucho por aliviar el dolor de mis heridas, que se transforma en una, conforme
tus patadas me golpean al ritmo de tu ira. Por mi cabeza, con los ojos molidos
y desorbitados, pasan recuerdos de la tarde en que te conocí. Un día que
terminó con tu mano de mi mano porque yo lo decidí.
Únicamente me queda morir con la paz de que tú morirás conmigo, porque tú lo
mereces tanto como yo. Hoy he muerto porque yo lo decidí. Lo decidí contigo.
martes, 18 de octubre de 2011
« vuelve »
Las gotas, que se desprenden del grifo de la ducha, recorren mi pecho antes
de perderse bajo mis pies. Esta vez es distinto, el agua se desliza en mi piel
trayéndome a la memoria los recuerdos de la presión de tus dedos. Respiro y
siento el soplo de tu aliento en mis mejillas, abro los ojos y veo tu lengua
entre mis labios hacia mi adentro. Me miro de perfil en el espejo y hallo en la
mente la última vez que te vi. Te levantabas, con cuidado, del lado izquierdo
de la cama y caminabas, de puntillas, hacia la puerta de la habitación mientras
tu silueta se fundía en las sombras de la noche. Para siempre. Sentí dolor el
primer día, remordimiento el segundo, pena el tercero, ahora únicamente me
invade la lástima de un par de recuerdos.
La oscuridad vuelve a ser fría cada madrugada. Buscaré la luz, desde la
habitación, en la ventana con la mirada perdida. Con el tacto de la humedad del
agua en mi espalda, con la esperanza de que tus manos me sequen otra vez.
lunes, 17 de octubre de 2011
« pruébame »
Me tumbo sobre el colchón, con sábanas recién cambiadas,
mientras en la oscuridad te pido que te desnudes lentamente. No me toques.
Quédate ahí, en el rincón, y observa como mi espalda se arquea cuando flexiono
las rodillas en busca de placer en mis nalgas. Grábame en tus retinas, amplia
los poros de mi sexo, sostén la respiración sobre mi pecho. Es así como te
imaginabas lo prohibido, lo mío y ahora tuyo. Nada te sorprende excepto que la
distancia te excita más que tenerme entre tus brazos, más que lamer mi carne
abierta. Tócate. Mírame y tócate. Cierra los ojos y llega hasta aquí, pero no
te muevas. Mójame con tu saliva, envuélveme en tu sudor.
domingo, 16 de octubre de 2011
« derrota »
¿Empezar a contar que no me va bien es una derrota? No sé si, diciendo que
estoy al límite de un abismo en el que, con tu ayuda, me he quitado la vida a
golpe de caídas, he aceptado que perdí o queda poco para hacerlo. Me cuesta
seguir andando cada vez que con tus actos borras cada huella que marcaba mi
sendero. No seguiré haciéndome daño por querer que tu vida sea fácil y la mía
la de tu esclavo.
Tu piel es tan cruel que si ahora me tocas no te siento.
martes, 4 de octubre de 2011
« soñé contigo »
Anoche soñé que viajaba junto a ti a un lugar donde el océano, entre azul y
verde turquesa, no es distinto del que ahora me baña los pies, con arena
blanca, del color de la harina, en la que crecían grandes palmas encorvadas.
Conocí en tu compañía a gentes con la piel dorada y el cabello oscuro, con
pecas en el torso y espalda, con la voz acaramelada pero grave, a veces
irritables. Soñé con rocas pintadas de muchos colores, con cruces adornadas con
plumas y conchas, con oro amarillo brillante, con peces enormes. Soñé con
cascadas de película, con grutas imposibles, con tierra roja. Soñé con
luciérnagas y aves, con perros y gallos. Soñé con tu pecho sobre mi espalda,
con tu cadera sobre mis nalgas, con tus dedos sobre mis garras, con tu lengua
por mi garganta. Soñé con lágrimas en mis mejillas, con risas en mi mirada.
Soñé que despertaba y aún estaba allí, solo en la cama. Soñé contigo y tú no
estabas.
lunes, 3 de octubre de 2011
« tu calor »
Arriba, sobre la mesa, todo transcurre con normalidad. La
cena avanza, el vino se acaba y en los platos restan cuatro pedazos de carne
fría. Las velas se consumen y nuestras risas y miradas embriagan la noche
pegajosa. Debajo, mis pies desnudos han encontrado un refugio donde se siente y
palpita el riego de tu miembro, que te provoca rubor en las mejillas, donde mis
ojos dejan escapar tanta complicidad que ni se nota. Tus manos trabajan entre
los dedos de mis pies que con cada roce me atraviesan energía, me absorben el
deseo, me imponen tu calor.
Hoy no tomaré postre. No me apetece.
domingo, 2 de octubre de 2011
« 13+13 »
He gastado, hasta hoy, 13 años de mi vida para "ir" a buscar las
cualidades que me definen y otros 13 para "volver" con la experiencia
que ha labrado el grado de madurez que ahora sostiene mis hombros, con el
objetivo de mejorar, ser de provecho y desarrollar tanta sabiduría como
merezca.
Porque el día, mi día, es perfecto, me deseo todo lo que deseo. ¿Quién mejor
que yo para hacerlo? Feliz 26º Cumpleaños a mí y a todos los que lo compartan
conmigo.
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