viernes, 29 de abril de 2011

« gritar »

Desgarrarme la garganta y vociferar tu nombre al cielo no me devolvió la posibilidad de poseerte de nuevo. Irremediablemente te perdí. Solía pensar que alguna vez ocurriría y sospeche que pasaría pronto. No estaba preparado para afrontar tu ausencia, no estoy hecho para vivir sin ti a mi lado. Me desespera imaginar como será todo a partir de ahora y si sabré proseguir la marcha sin tu ayuda, sin sentir tus brazos, apoyados en mi espalda, ejerciendo de punto de apoyo y empujándome al andar. A estas alturas, si fuera posible, daría la poca vida que enciende mis ojos, por ti, porque volvieras, por devolverte lo que te quité y merecías.

Ahora espero que el tiempo que pase antes de encontrarnos otra vez, no sea extremadamente largo, aunque tendré la sensación de estar condenado a vivir una eternidad para volver a alcanzar tus pasos.

jueves, 28 de abril de 2011

« soplo atlántico »

Escucho el bravío del mar, el cantar de los pájaros en la costa y el quejido de las rocas y la sal cuando se besan. El sol ejecuta tan bien su función que agrieta las piedras. Me embriaga el olor de la brisa fresca que acaricia mi rostro. Se respira paz, orden, equilibrio.

miércoles, 27 de abril de 2011

« mudar la piel »

Descubrir que hoy brillan más mis esperanzas es el mejor regalo que podría recibir en un día en el que daba, sinceramente, todo por perdido. Las nubes se han ido y el sol por fin ha salido. Todo está a mi favor.

Ninguna piedra a la vista. Horizonte limpio. Lágrimas secas. Corazón latente.

Soñar que aún todo es posible no es ser iluso.

martes, 26 de abril de 2011

« libre cautivo »

Cuando el último murmullo de sol retoza sobre mi espalda llega la hora de pedir exilio voluntario del placer al que llevo días sometiéndome. En carne viva, el dolor aprieta mis músculos, sedientos de agua, asfixiados por el calor de tu cuerpo. Vulnerable a las extremas temperaturas que azotan mi figura, huyo a las sombras después de un vigoroso día de hervor entre tus caderas.

Se establece en mí una fiebre imposible de helar y se revela un yo que permanecía oculto tras el frío de la ciudad que, ahora lejana, no extraño.

Volveré a la normalidad de mi piel después de desahogar el animal encerrado y dolorido que jadeaba entre cuatro paredes, donde comía mi propia carne por prohibirme cazar.

lunes, 25 de abril de 2011

« turbio »

Revuelto, enredado, borroso, túrbido, sucio, nebuloso, oscuro, opaco, velado, vidrioso, intrincado, abstruso, mezclado, enrevesado, confuso, desordenado, inextricable, difuso, liado, embrollado, complicado, confundido, vago, indefinido, indistinto, desvanecido, deshonesto, escabroso, insignificante, impreciso.

Todo está turbio, turbio, turbio.

domingo, 24 de abril de 2011

« toda la vida »

Me basto tan sólo una vez contigo para saber que ésto sería para siempre.

sábado, 23 de abril de 2011

« parís »

Mientras por las ventanas de los locales variopintos de la ciudad se desprende música, animada por violines y acordeones que invitan, cuando menos, a enfundarte un cancán y bailar al ritmo del compás de la melodía, camino con paso ligero hasta el final de la calle. Las prostitutas del lugar instigan con acento acaramelado y labios color carmín, sin casi ropa, a disfrutar del festival particular que encanta e hipnotiza a los viandantes, turistas y vagabundos. Sorprendido estaría, en estos momentos, si la prisa no me empujara a seguir el paso.

Cierro los párpados y por unos segundos el olor, que llena mis pulmones de naranja y almendro, se hace más intenso. De nuevo al abrirlos mis ojos se desorbitan al deslumbrar, desde una eterna distancia, tu mirada bajo el pedestal que nos llevará esta noche hasta el cielo para conseguirnos todas las estrellas.

viernes, 22 de abril de 2011

« retroceder »

Volver al lugar donde todo comenzó me embarga la tranquilidad que me precisaba cuando tu recuerdo no era más que cenizas expuestas al viento. Aquellas presencias, dañinas y volátiles, que no cabrían, a partir de aquel momento, en mis sentidos.

Ahora vuelvo al mismo sitio y reabro las heridas para rociarlas con sal. Habría sido mejor solución quedarme desde el principio, al menos así, ahora, no estaría vivo.

jueves, 21 de abril de 2011

« todopoderosa »

Envidio la manera que tienes de vivir nuestros días. Admiro la forma en que emprendes el vuelo con el peso que conlleva acarrear lo que cargas a cuestas. Me sorprende como superas cada reto al que te enfrentas sin pedir ni necesitar ayuda, solamente siendo un ser humano.

miércoles, 20 de abril de 2011

« resuello »

Asfíxiame con tus dedos en mi boca, apriétame el cuello hasta que me exprimas la lengua buscando oxígeno, átame las extremidades sin piedad. Sujeta y oprímeme el corazón, absorbe hasta el último hilo de vida que me queda. Lastímame el alma. Sabes hacerlo mejor que nadie. Disfruta como gotea mí adentro. Castígame.

Mátame lentamente.

martes, 19 de abril de 2011

« sal »

Estoy cansado de seguir las huellas que vas dibujando en la arena mientras caminas por la orilla de esta playa. Esas que forman pequeños lagos salados de espuma blanca. Ya no me siento seguro mientras me guías a tus peculiares paraísos de frágil papel húmedo. Ya no tengo ganas de sumergirme en el agua de tu boca, ni disfruto con el tacto de tus manos salitres. Mis pasos son cada vez más vagos si es tu sombra la que me dirige. Hoy ni esta playa es nuestra playa ni tú eres aquel de antaño.

No tengo ánimos de recuperar mi corazón oxidado en el fondo del mar.

lunes, 18 de abril de 2011

« adivíname »

¿Cómo es mi cuerpo por dentro? Sólo Dios, tú y tu miembro lo saben.

« querida ex amiga »

Ayer salí a tirar la basura y aproveché para dar un paseo y tomar aire. Cuando llegué a casa traje los tenis enfangados, la ropa empapada y nostalgia, bastante nostalgia. Al principio pensé en hacer la ruta de siempre, luego me desvié hacia un lugar al que hacía tiempo que no visitaba, la casita abandonada dónde solíamos jugar. ¿Te acuerdas? Tan sólo éramos unos renacuajos o mejor dicho, tú eras una niña malcriada y yo un niño fiel obediente a tus órdenes. Tú eras la jefa, la líder, la mayor y por eso la del mando.

Di un par de vueltas alrededor para recordar como era su forma original y descubrí que había cambiado, como nosotros. Una de sus paredes, la de la ventana, yace en el suelo,  en la que posábamos las latas de Coca-Cola para disparar piedras y tirarlas al suelo al acertar. Siempre ganabas tú. En la actualidad debe estar frecuentado por otros niños o por adolescentes no tan niños  que intentan iniciarse en el sexo. ¿Cómo cambia el tiempo, verdad? Nosotros éramos tan ingenuos y tan pequeños mentalmente. Tanto que ya no somos niños, los únicos que había en el barrio. ¡Y cómo pasa el tiempo! Tanto que ya te has ido.

La última vez que te vi fue cuando viniste a visitar a tus padres y te rogué que pasaras por mi casa. Quería que vieras lo que he construido y hablar de cómo te iba. No apareciste. Supongo que a medida que crecemos, no sólo cambia nuestro cuerpo, sino también nuestra mentalidad. Y no te culpo. No te reprocho nada, al contrario, nuestras vidas, aunque antes hermosas y ahora paralelas que tienden a jamás encontrarse, siempre estarán entrelazadas por ser quienes nos quisimos mutuamente.

De vuelta a casa pensé en escribirte esta carta, no para recibir respuesta sino para curarme dicha nostalgia.

sábado, 16 de abril de 2011

« y tú me vas a ayudar »

No quiero que mis palabras sean un juguete roto de mi irresponsabilidad al obligarme y exprimir mis sentimientos para exhibirlos. Después de descubrir lo bien que me resulta hablar de mis inquietudes para considerarme liberado y aliviar mis temores, tengo la sospecha de estar forzando mi boca y de que mis mensajes puedan empezar a carecer de sentido. No quiero romper, me niego, con mi obligación que será pagar un precio por el placer de recuperar mi salud mental.

Me volveré loco si no consigo desprenderme de lo que me atormenta, así que, mientras, seguiré escribiendo.

viernes, 15 de abril de 2011

« te soñé, te olvidé »

Nunca antes había amado de la manera que anoche te amé. Será porque tampoco había notado que me sostenían de la mano tan fuerte ni que fuese correspondido así. Y aunque los sueños, sueños son, éste era tan cierto que superaba la realidad, se desbordaba de lo insignificante que puede ser imaginarlo. Por eso cuando desperté me quiso matar la cordura. Sospeché, aún ingenuo de todo, que de verdad estuviste a mi lado, que no fue mi mente la que me hizo el amor.

Analicé mis recuerdos en busca de tu rostro, antes de que un pensamiento más ocupara su lugar. No lo encontré. No estaba. No existió. Optaré, entre dos alternativas, por volver a soñar contigo porque adivino que me olvidé de la mirada más bella y los besos más dulces que pueda hallar.

Inútilmente tuve un sueño que no puede realizarse.

« mi culpa »

El sol azota mi espalda, castigada por la exposición de un día tras otro, a la intemperie, en el patio de mi cárcel.

Fue mi culpa el destierro al que fui condenado, es mi vida la que, en consecuencia, arruiné con mis actos. Y fui yo quien me privó de mi libertad, quien me ató las manos, quien me vistió de rayas, quien me cortó el pelo. Fui yo quien destruyó mis privilegios, quien me encerró entre tres paredes y una puerta de barrotes.

Fue mi culpa y merezco el encierro por querer hacer justicia, con mis manos, al descubrirte en el suelo escupiendo tu último aliento. Fue mi culpa por querer ayudar y no llegar a tiempo.

jueves, 14 de abril de 2011

« Re: N.O.G. »

Tan lejos y tan cerca, y eres la única persona de la que nunca me he arrepentido al conocer. Me molesta avergonzarme, ahora que no estás a mi lado, de las oportunidades que tuve de aprovecharte y no lo hice. Se trata de un error humano universal que cometemos y, que en este momento, se convierte en una carga al soportar, con inquietud, la espera para volver a verte.

Podemos confiar en que nuestra relación tiene las suficientes cualidades para poder comunicar nuestros sentimientos a través de la distancia. Si bien quemaría mis manos, por ti, en el fuego, también pondría, en una custodia de piedras preciosas, tu corazón al resguardo.

Si llamarte pilar de mi vida es exagerado, ¿qué significaría nombrarte mi musa?

Tan lejos y tan cerca. Te llevo a tan sólo un palmo, hacia abajo, de mi cuello. A sólo tres dedos, hacia dentro, de mi pecho.

R.C.C.

“Yo llevo tu corazón.
Lo llevo en mi corazón.”

E. E. Cummings

« el día que te hablé »
El día que te hablé era viernes, el día que te hablé era febrero, el día que te hablé era joven, muy joven, casi una niña. Me acuerdo perfectamente el día en que te hablé. ¿Te acuerdas tú?
Eran nuestros primeros contactos con este extraño y nuevo mundo; “internet”. Hablábamos de nuestras cosas, mientras en nuestras casas, de la televisión salía una conocida y alegre música, la del Carnaval. Desde ese día, cada vez que llega febrero tengo dos motivos por los que sonreír; porque huele a carnaval y porque tengo un gran amigo con el que brindar.
Ha pasado tanto tiempo desde el día que en que te hablé, hemos vivido tantas cosas juntos desde ese día, tantas, que podríamos escribir un libro, porque desde ese día que me hablaste y te hablé, no nos hemos separado ni dejado de querer.
N.O.G.

miércoles, 13 de abril de 2011

« olvido »

Esperé el tiempo necesario que creí que valía el aguardo. Derramé las lágrimas precisas para, por este motivo, no volver a llorar. Escuché, otra vez, el recuerdo de tus palabras hasta que se desvanecieron de mi memoria.

martes, 12 de abril de 2011

« poco tiempo »

Tienes 15 segundos para demostrarme que vales que te dedique ese tiempo.

« asecho »

Malditas sombras que vagan sin descanso tras de mí por las calles, de noche, cuando la niebla cubre la ciudad. Aúllan como almas en pena buscando un cuerpo vulnerable al que poseer y usar a su antojo. Lastiman a sus dueños, absorben su energía, se beben su sangre, lamen y saborean los restos y vísceras. Tienden a quedarse, en el interior, el tiempo suficiente que permita dejar huella y asegurar la vuelta.

No hace falta ser un ánima para darse cuenta que mi cuerpo denota debilidad. Pero, ¿Por qué me siguen si yo también soy una de ellas?

lunes, 11 de abril de 2011

« altibajo »

Sueños que caen en el olvido, planes de futuro que se hunden en el fondo de un gran caos. Se nos va la vida en pensar como perdimos lo que más amábamos y no en cómo recuperar aquello que deseamos.

Otro día en que muchos caen y otros tantos se vuelven a levantar.

domingo, 10 de abril de 2011

« esperar »

El resultado de las cosas siempre dependerá del tiempo y sentimientos que dediquemos en ello. No se trata de planificarlo, tan sólo basta con desearlo y ser paciente.

« viceversa por delante »

Siempre pensaste y creciste creyendo que vivirías eclipsado por mi sombra. Sin embargo tu reflejo brilla más de lo que jamás brillará el mío. Eres mi versión actual, sin defectos y reconozco que aún mejor de lo que nunca pensé que podrías llegar a ser. Estoy orgulloso de tenerte cerca y ser yo el que aprende, día a día, contigo.

viernes, 8 de abril de 2011

« adiós al otoño »

No sé en qué pensaba que llevo varios minutos de camino y aún no me había dispuesto a encender la radio, para sofocar a mis oídos del ruido del motor del coche y del zumbido del viento al precipitarse contra él. Hace frío y acaba de empezar a llover, ahora, con más intensidad que antes. Las gotas estallan contra el parabrisas, dispersándose por el resto del contorno del vehículo, y el cepillo que lo limpia no trabaja a tiempo de evacuar la inundación del cristal.

Me siento raro, como nostálgico recordando viejos tiempos y haciendo memorias en las que no recuerdo haber hecho un viaje tan largo sin apenas compañía, si por compañía puedo definir a un bolso de mano con tres mudas de ropa y dos pares de zapatos. Canto. Intento susurrar, al compás de la sinfonía, con máxima destreza y atención en no equivocarme, la canción que considero como la principal de la banda sonora de mi vida, y más que eso, la de mi coche, pues este cassette forma parte de él desde que la descubrí.

Conforme avanzo en mi camino, cada vez más pesado sobre todo a estas horas de la madrugada, parece que me acerco más a la luna, esta noche, grande y clara, amarilla y perfectamente circular. Me guía el satélite cuan faro en la costa, cuan labrador a su amo. El tráfico es muy fluido, prácticamente la vía por la que circulo no está ocupada por no más de, que yo advierta, tres coches contando con el mío.

Ya, por carretera convencional y con el sol saliente a mis espaldas, conduzco con un poco más de cautela, al estar en un núcleo más obstaculizado con algún barrizal que desborda en las aceras a mi paso. Después de algo más de un año y medio sin volver por estas tierras, me acerco, haciendo nudos, por un largo camino de tierra compuesto por frondosos árboles de hoja caduca, a la casa dónde me dirijo. Más fácil que en otros tiempos, el acceso me permite ingresar en la finca sin la necesidad de tener que pedir autorización, por la ausencia del gran portón, de hierro oxidado, que en antaño ocupaba aquel lugar. El ruido de los neumáticos, al frenar en la gravilla del sitio, me aceleran el pecho y la respiración en su consecuencia. Noto como mi pulso flaquea y mis ojos segregan lágrimas al toparse con la brisa, fría, de frente.

Busco con la mirada baja, por encima de mis gafas, la puerta principal hacia lo que nunca pensé que fuese tan difícil conseguir; el perdón del pasado.

jueves, 7 de abril de 2011

« de repente tú »

Y entonces, sin pedirlo, de tus labios se desprendieron los susurros más bellos y jamás contados al oído. Aquellos que me hicieron levitar pensando que como yo ninguno, que como tú tampoco.

« abrupto de dudas »

La mala costumbre me hace olvidar dar amor a quien me ama y regalarlo a quien lo rehúsa, y eso que siempre me consideré solidario. Pues, toma, no lo han sido conmigo. A pesar de que desde pequeño me dijeron de qué mano no debía de comer, al lado de quien me tenía que sentar, con los que no podía hablar y entre qué dos me tendría que decidir, no lo supe hacer. No aprendí, en esos momentos no lo recordé. Ahora después de caer a un abismo, no tan grande (los he visto peores), voy haciendo memoria.

¿Hace falta que ocurra una desventura para reiniciar los instintos y volver a pensar con claridad, para así evitar que te aturdan órdenes externas?

Pues sí, es totalmente necesario aunque nunca me ha valido, debe ser que aún no he tropezado lo suficiente. ¿Cuánto es lo suficiente?

miércoles, 6 de abril de 2011

« seré ok »

Sé que no gusto, pero acabaré gustando o por lo menos terminaré siendo aceptado.

« mojado »

Cierro la llave y la pruebo con los dedos. El agua está lista, casi hierve, como me gusta, como me alivia. El vapor se embute en la habitación tiñendo los espejos y cristales de blanco. Me desnudo y amontono mi ropa, que ahora me sobra, en un rincón del cuarto de baño. Estaba ansioso por posar mi cuerpo en la bañera, me termino de sumergir y alargo las piernas en su espacio para hacerme sentir parte de ella. Cierro los ojos para intentar encontrar algo de paz aquí, dentro. Escucho, bajo el agua, como bombea sangre mi órgano vital hacia el resto, oigo como el grifo aún gotea y termina, el ruido, por fundirse al sonido de mis latidos. Intento olvidar, por unos momentos, lo que sé ahora y descubro la tranquilidad, que me sosiega. Procuro moverme lo menos posible, así, en ésta postura estoy muy cómodo. Mi miembro lucha por flotar. 

La piel de mis dedos se empieza a arrugar, mi respiración sobre el pecho me hiela la piel, me incomoda que se acabe mi permanencia en la estancia, el líquido, que ya está frío para mi gusto, acelera mi huída. Busco con los pies la cadena que me conduzca al tapón, que permite anegar la bañera y tiro de ella. Advierto como el catre se vacía y encuentro, con el drenaje, mi figura en sequía. Termino, con una ducha, para quitarme los restos de jabón en el cabello, el ritual que me permite desenvolverme como pez en el agua del gran océano de mi hogar.

martes, 5 de abril de 2011

« tic, tac »

Pasan las horas mientras miro hacia un punto fijo, de la pared del salón, que me priva la libertad, que me prohíbe respirar. El tiempo no regresa y desaprovecho mis minutos esperando a que vuelvas con mi corazón en las manos. Te marchaste sin cerrar la puerta, al menos su golpe me hubiese despertado del shock de descubrirte usando otros labios. Tarde descubrí quien vagaba tras mi espalda con máscara de humano sobrio.

El ruido del contoneo de las agujas del reloj me inunda los oídos, no logro olvidar que ahora ya es pasado.

lunes, 4 de abril de 2011

« únicamente yo »

Vuelvo a disfrutar de mi soledad, me gusta estar solo, vivir exclusivamente para y como a mí me interesa, sin preocuparme de lo que nadie más pueda necesitar. Aparentemente puedo resultar ser una de las personas más egoístas del mundo o, cuando menos, una de ellas. Pero, ¿Es de egoístas querer ofrecerme la libertad, felicidad y estabilidad que creo merecer? Desde luego que no. Sobre todo cuando he dedicado parte y mitad de mi vida en construir un altar bajo el que ponerme, de rodillas, a tus pies. Egoísta fui al pensar que eras tú lo que daba sentido a mi vida, que tenerte cerca era trascendental para mí. 

Como ves hablar de ti ya no me hace daño aunque algunas noches, cuando despierto, me descubro describiendo cuales son las causas que me alejaron de ti. Por fortuna me abandono en ese estado gritando cada una de las metas que he logrado separado de tu lado. ¿Quién iría a cuidar de mí si yo no lo hubiera hecho? Rescatarme de tu infierno rebasó el mayor de los baches que pueda alcanzar en el camino que ahora sigo. Ahora, que sí soy yo el que decido por mí, sonrío porque me llegó la hora de ser feliz.

Superar el vacío que dejaste al irte es el principio de reconocer lo poco que me hacías falta.

domingo, 3 de abril de 2011

« soy como soy »

Evadirme al practicar ciertas actividades que no son de tu gusto no es revelarme ante la necesidad que tienes de inculcarme aficiones con las que no estaré familiarizado en la vida. Lo siento. No lo hago adrede.

sábado, 2 de abril de 2011

« algo inormal »

Te voy a contar una historia.

Yo una vez me enamoré. Me enamoré tanto tanto tanto que las canciones de amor se quedaban cortas. Me enamoré tanto tanto que no había fuerza en el mundo que pudiera hacer que me desenamorara. Todo el mundo se enamora. Y yo, yo me enamoré de ti. Me enamoré de tus tonterías. Me enamoré de tus detalles. Me enamoré del mes de julio. Me enamoré de nuestras noches infinitas de verano, de tu magia, de tu encanto. Me enamoré de tantas cosas que nunca conseguiré acordarme de todas. Me enamoré de tus manos. De tus labios. De lo nuestro en la playa. De nuestros planes de futuro. Me enamoré de cada día tres. 

Si en ese momento, en el que hasta la canción más bonita del mundo no podía compararse con nuestros besos, si en ese preciso instante no lo hubiera echado todo a perder supongo que todo hubiera sido distinto. Pero debemos entender, que el amor, como todo, termina. Unos dicen que el amor es para siempre y yo no dudaría en decirte ahora mismo que te quiero. Porque te quiero y te voy a querer siempre. Pero los besos ya no fueron iguales desde aquella vez. Y yo me enamoré de los pros y de los contras. Me enamoré de todo. Hasta que al final, me dolió tanto que nunca más volveré a enamorarme. 

Recuerdo todo lo mágico que fue. Cuando me abrazabas mientras dormías a las 4:50:10 de la noche, y cuando me mirabas a los ojos y me decías cuánto me querías y que siempre estaríamos juntos. Nuestras vidas han dado mil vueltas. Y ahora desde aquí, recuerdo la parte bonita de nuestro amor. Que el mundo ya tiene bastante como para recordar también la parte fea de la historia. En la que te vuelves egoísta. En la que tú me olvidas primero. Luego yo te quiero. Luego ya no sientes mis besos y vuelves a planear tu mundo quitando la palabra amor. Ay amor, cuánto te quise, cuánto nos quisimos. 

Pero la vida cambia y te sorprende. Y ahora busco amor por las calles, aunque no lo pueda llamar amor, lo busco pero no lo encuentro. Pero en realidad no quiero amor porque amor ya tuve de sobra.

Y te cuento esta historia, mi historia, porque enamorarse es lo más bonito, porque la vida puede ser una fábula si uno quiere, si uno decide vivir soñando. Yo lo hice. Ahora tengo otra vida. Pero mi historia está aquí conmigo, aunque pueda escribir miles de historias nuevas porque hay cuentos que nunca se olvidan y este es un ejemplo.

Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, las personas pueden olvidar lo que les hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.

Virginia Chinea | El amor dura lo que duró el nuestro  
Escritora española, nacida en Tenerife, que se dedica principalmente a la narrativa literaria de tipo biográfico. Virginia es mi hermana menor y pese a su precocidad me invaden sentimientos de orgullo cuando escucho a sus labios pronunciar palabras tan hermosas como éstas.

viernes, 1 de abril de 2011

« sentimientos sobre el papel »

Me pregunto por qué nunca antes me había decidido a escribir las palabras que verdaderamente salen de mi interior. Pongo mi mano izquierda en el pecho, el bolígrafo sobre el papel y su tinta se desliza por éste con un grito desesperado de palabras con ansias de ser escuchadas. Mi instrumento no descansa. Tengo tanto que contar.