lunes, 28 de febrero de 2011

« sentido contrario »

Mi piel huele, mis oídos ven, mi boca escucha, mis ojos oyen, mi nariz toca. Mis manos corren, mis ojos comen, mi nariz traga, mis oídos muerden, mis labios pestañean. Mis dedos sangran, mis huesos bombean, mis venas saltan, mi pecho drena, mis pulmones aman, mis pezones respiran. Mi cara pisa, mis uñas hablan, mi lengua aprieta, mis pestañas mojan, mis nalgas cubren, mi pelo grita. Mis rodillas crecen, mi frente canta, mis pupilas atienden, mi ombligo exhala, mi espalda reza. Mi cuello sopla, mis pies callan, mis dientes piensan, mi corazón chupa, mi sombra miente. Mi garganta sueña, mi pelvis desea, mis axilas dicen, mi miembro sabe, mis cejas quieren. Mi vientre maldice, mi hígado busca, mi pubis monta, mi barba llora, mis músculos manchan.

Mi cuerpo vive.

« víctima »

Nací siendo así, un perfecto mártir para quién quiera poseerme y castigarme. Los golpes y cicatrices que cargo son signo de que, cuánto más sangre veo, más sangre quiero. Siempre ha sido de ésta manera. Profesión: víctima.

domingo, 27 de febrero de 2011

« desnuda »

Desnuda eres tan simple como una de tus manos, lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente, tienes líneas de luna, caminos de manzana, desnuda eres delgada como el trigo desnudo. Desnuda eres azul como la noche en Cuba, tienes enredaderas y estrellas en el pelo. Desnuda  eres enorme y amarilla como el verano en una iglesia de oro. ”

Antonio Skármeta | El cartero de Neruda

« on the rocks »

Mi mejor amigo, en un día como éste, en el que el aire de la calle me ahoga, la luz del sol me ciega y las miradas del hombre me fulminan, es whisky de malta servido, sólo, sobre cubos de hielo.

« crónica de sexo anunciado »

Suena el timbre. Llegas unos minutos antes de lo que esperaba. Estoy nervioso y tu blanca risa delata lo que vienes buscando. Te abro el paso mientras te invito a tomar asiento, una excusa para mirarte de arriba abajo sin que te percates de mis intenciones. Tu voz temblorosa rebate mis teorías sobre tu seguridad cuándo caminabas con paso firme hace un momento. Punto para mí.

— ¿Quieres tomar algo?
— ¿Vamos a la cama?

Tu cuerpo me enloquece y tus caricias, de momento, me encienden. Tus labios provocan ser mordidos, tu piel, fría, resobada. Así, pidiéndotelo, te estableces en mí. Ardo de placer, tus gotas de sudor se posan sobre mi espalda y resbalan por mi columna, tus manos refriegan mis nalgas, tu lengua recorre mi oreja, tu cuello se topa con mi nuca, tu miembro me llega al alma. Punto para ti. 

El éxtasis nos hace caer sobre el colchón, harto de nuestros fluidos y jadeos, tus dedos recorren mi ombligo, los míos tu cabello. Tu mano derecha cae sobre la cama, mi izquierda sobre tu palma, con la misma rapidez que levanta el vuelo. 

— Recuerda lo que hablamos.
— Descuida, no me enamoraré de ti.

Te cubres, hasta la altura de los oblicuos, con tus slips amarillos, manchados de líquido pre-seminal, dejando entrever tu vello púbico. Tu camisa arrugada retoma su estado natural al ajustarse a tu espalda y pecho, te abrochas el pantalón con pericia y asegurando que no vuelva a ser bajado. 

— Hemos pasado un buen rato.
— Buenas noches.

Quedan dos pasos hasta la puerta y cinco segundos para volverte a ver la cara por última vez en mi vida.

sábado, 26 de febrero de 2011

« cuerdas y barrotes »

Estoy atado de pies y manos a la cama. Las sábanas, que rozan mi castigada piel, cargan mi cuerpo y le prohíben disfrutar la vida a modo de barrotes de alta seguridad. Inerte, observo por mi ventana como la vida toma sentido a través de ella. Cierro los ojos y me arrastro a ese lugar que, para mí, se ha vuelto ilusorio. El césped, que está húmedo, con malas hierbas y sin cortar, cede a mi paso, con el que dejo un sendero de herbaje molido. La brisa salada, que golpea mi rostro, hace que el viejo columpio se contonee y las hojas caídas del árbol que lo sostiene busquen cobijo en algún azocado lugar del patio. El sol quema mi pálida, seca y arrugada nuca. Me tumbo en un montón de hojarascas e intento dormir mientras escucho el ruido de los pájaros a galope del viento. Cuándo despierto mi ya vago cuerpo yace dónde, al principio, mi mente sueña con poseer la fuerza que me pueda levantar.

« no tengo.. tengo vida »

No tengo casa, no tengo zapatos, no tengo dinero, no tengo clase, no tengo perfume, no tengo cama, no tengo inteligencia, no tengo madre, no tengo cultura, no tengo amigos, no tengo amor, no tengo nombre, no tengo Dios.

¿Y qué tengo? ¿Tengo algo que nadie me pueda quitar?

Tengo pelo, tengo cabeza, tengo cerebro, tengo ojos, tengo nariz, tengo orejas, tengo boca, tengo sonrisa, tengo lengua, tengo barbilla, tengo cuello, tengo pecho, tengo corazón, tengo alma, tengo dedos, tengo manos, tengo pies, tengo vísceras, tengo sangre, tengo vida, tengo libertad.

Nina Simone | Ain’t Got No/I Got Life

viernes, 25 de febrero de 2011

« fondo »

Toma aliento. Salta. Siente como la presión inunda tus pulmones. La adrenalina recorre tu cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los pies. No puedes abrir la boca. Tienes frío, también miedo. Descubres, ahí abajo, criaturas que nunca habías contemplado. Eres un extraño. Para alejarse de ti baten sus extremidades, sutilmente, con ligereza  y gran agudeza. Es posible que te desenvuelvas, con la práctica, como ellos. Admiras, ya debajo del atolón, múltiple diversidad de colores que animan a quedarte para siempre. Para un ser como tú, sería imposible habitar ese entorno y hacerlo formar parte de tu vida. Luego, después de minutos que parecían segundos, te elevas hasta una superficie, que aguarda con oxigeno suficiente para ventilar tus ahogadas y ávidas vísceras. Mañana temprano, cuándo el sol descubra la tierra, la noche volverá a anegar tu piel desnuda. Mañana será otro día y tus ojos lo esperan con codicia.

« desde dentro hacia fuera »

Sin querer, quise arrancarte las entrañas. Y lo hice. Sólo me arrepentí cuándo vi que te quedaba un hilo de vida. Entonces ya era tarde, tenía entre mis manos el corazón que sólo a mi me pertenecía.

Ahora no soy más feliz, tú tampoco.

jueves, 24 de febrero de 2011

« ¡shhh..! »

Calla. O intenta no hablar demasiado alto. Por favor, no despiertes mi lado vulnerable que duerme, por fin, en un lecho de cristales rotos. No podría soportar verlo arrastrado a tu sombra, como antes. Me niego a que lo vuelvas a usar y rehusar cuán despojo. Tú conoces el arte para seducirlo y hacer que se venda para ti. Aléjate, tu presencia le hace daño.

Vuelve. El halo de tu figura me hace retomar el aliento. Cuándo no estás me desespero, mi pulso desfallece, mi color se apaga. Haría cualquier cosa por estar junto a ti, sería capaz de vender mi alma a tu diabólica estampa por volver a pertenecerte. Estoy enfermo de ti.

Vete de una vez. ¡No le toques!

¡Tócame! Respira sobre mi pecho y despiértame de esta pesadilla.